En un restaurante de un reconocido hotel citadino, se encuentran ella y él cumpliendo con el plan de última hora. Mientras ella aguarda en la mesa, él se acerca a la caja y pide una pizza. Ella lo observa y repasa las razones que justifican haber aceptado una invitación tras un mes sin verse ni conversar: “Él es tan lindo”, “Hoy sigo mis instintos, no me importan mis pensamientos”.
- Él: Te parece si pedimos la pizza para llevar, en la habitación estaremos más cómodos.
- Ella: mmm.. ok (Ay, diosito, ¿qué hago?)
Entran al cuarto. No hay mesa ni sillas pero sí una amplia cama.
- Él: Siéntate estás en tu casa.
- Ella: (¡Ay, Dios!)
Él deja la pizza en la peinadora y se acerca a la cama, donde ella está sentada en la esquinita a punto de huir.
Él: Ponte más cómoda, casi que te vas a caer.
Ella: Es que me duele la espalda y aquí tengo el respaldar de la cama.
Él: Ah, yo hago unos masajes buenísimos. A ver, ¿dónde te duele?
Ella: (¡Auxiiiiilio!) En el cuello.
Con los ojos bien abiertos, ella logra ver una revista mal puesta en la cama. La toma y comienza a hojearla.
Él: ¿Te gusta?
Ella: Sí. Mira lo que dice este reportaje: Chiquinquirá Delgado puede que se convierta en angelito de Victoria´s Secret. ¿Qué te parece? ¡Qué logro!
Ella le acerca la revista pero sin voltearse. Él ya le está soplando lentamente la espalda y el cuello; sin querer…
Ella: ¡Qué rico!
Él: Quítate el sweater para poder hacerlo bien.
Sin atreverse a decir alguna palabra más, se desabrocha la prenda y la pone a un lado.
Ella: ¡Qué bella la Chiqui!, ¿verdad?
Él: Ven, ponte más cerca.
Él se arrodilla en la cama para estar más cómodo y dominar toda la espalda.
Ella: Yo creo que mejor llamo el taxi.
Él: If you want to...
Silencio en el ascensor y al cerrar la puerta del taxi. Ella camino a su casa con el sweater mal abrochado.
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