14/10/12

Hay que seguir consejos

Esta mañana caminé hasta la parada, forzada a seguir el canal de transeúntes lentos y casi muertos, pero esta vez intenté ser uno más.

Jugué a simular su andar: unos jorobados que casi arrastran la lengua por el piso y otras que apenas pueden caminar con esos zancos que ahorcan a más de un dedo.

Cuando me sentí más tolerante me animé a escuchar una conversación:
- Ayer estuve cuatro horas en cola, fue horrible.
- ¡Ah, no! Yo colas no te hago, esas las detesto... aunque, bueno, por un pernil sí te la hago.

Y ¿yo? Esta cola no la pienso seguir escuchando. Llegué a la parada y socialmente resignada esperé mi turno para subir al autobús. Estaba full!

Pedí permiso con la sonrisa más ciudadana que conseguí y me senté. A mi lado una señora con una maleta, los pies desnudos encima de la baranda y sus zapatos saludándome desde el piso. Al frente una joven gorda o sospechosamente embarazada y a su lado un hombre rondando los 60 con su boina y corbata marrón. Allí sucedió el acto de la segunda sonrisa, más fabricada.

Sra. Descalza: ¿Cómo te sientes?
Joven sospechosa: Muy bien,  aunque todavía acostumbrándome. Esto fue muy repentino.
Hombre de la tercera edad: ¿Estás embarazada?
Joven ya no sospechosa: Sí, tengo cinco meses, pero no fue hasta ayer que me enteré.
Hombre definitivamente de la tercera edad: Pero, ¿cómo?, ¿no sabías?, ¿seguías menstruando?
Joven: Sí, señor,  si hasta había perdido peso.
Sra. descalza: Es que ella era una "señorita".

Ahora, resistiéndome a la convención de unirme al parloteo matutino, saco el único libro que tengo a la mano.

Sube otro pasajero y se para cerquita de mí.

Pasajero entre comillas: Puta, eres una puta maldita.
Joven sentada (yo) mostrando cara de indiferencia como corresponde en estos casos.

Sigue.

Pasajero "entre" menda borrachera: ¿Me oyes, puta?, eres una puta, idiota, tienes que estudiar, que leer, ¡lee, lee, puta malparida!

Gente a mi alrededor, con los ojos abiertos a punto de persignarse, y yo inmune ante tal ataque de sinceridad desmedido.

Se baja el señor etílico y las miradas siguen clavadas en mí. Parece que la expresión "el que calla otorga" aplica en estos casos. ¿Soy puta? Allí salió mi última sonrisa socialmente responsable, o no? Cuidadito y es muy exagerada, por favor, mira que te estás reformando con letras que se pavonean por tus ojos, susurran calor, y tú húmeda aguardando que penetren en tu mente. 

Cómo es la portada de ese libro? 

5/6/12

Galla con la cresta en alto. Caso 5

Listo. Zapatillas cómodas para aguantarle su ritmo, jean de color primavera para reconozca mi sentido de la moda, franela blanca para que el reflejo de la luz juegue a mi favor y chaqueta de colores para que me distinga del resto, maquillaje sutil para que solo admire mi belleza natural...

- Hoooola! - le dice a la oreja mientras ella disfruta de esos ricos abrazos que sólo él da.
- Hola, cómo estás? - ahora ella se separa más de lo normal pero que el pueda detallar su "pinta".
- BIen, vale!
- No me vas a decir nada? Estoy linda?
- eeeeh, tienes colores de tuki, pero estás linda.
- me estás diciendo tuki?- apenas balbucea ella poniéndose más colorada que su chaqueta arco iris.
- No, linda. Q esos colores lo usan los tukis, pero tú no eres. Vente! Apúrate que Carolina me está esperando.

20/4/12

Galla con la cresta en alto. Caso 4


En un restaurante de un reconocido hotel citadino, se encuentran ella y él cumpliendo con el plan de última hora. Mientras ella aguarda en la mesa, él se acerca a la caja y pide una pizza. Ella lo observa y repasa las razones que justifican haber aceptado una invitación tras un mes sin verse ni conversar: “Él es tan lindo”, “Hoy sigo mis instintos, no me importan mis pensamientos”.

-       Él: Te parece si pedimos la pizza para llevar, en la habitación estaremos más cómodos.
-       Ella: mmm.. ok (Ay, diosito, ¿qué hago?)

Entran al cuarto. No hay mesa ni sillas pero sí una amplia cama.
-       Él: Siéntate estás en tu casa. 
-       Ella: (¡Ay, Dios!)

Él deja la pizza en la peinadora y se acerca a la cama, donde ella está sentada en la esquinita a punto de huir.
Él: Ponte más cómoda, casi que te vas a caer.
Ella: Es que me duele la espalda y aquí tengo el respaldar de la cama.
Él: Ah, yo hago unos masajes buenísimos. A ver, ¿dónde te duele?
Ella: (¡Auxiiiiilio!) En el cuello.

Con los ojos bien abiertos, ella logra ver una revista mal puesta en la cama. La toma y comienza a hojearla.

Él: ¿Te gusta?
Ella: Sí. Mira lo que dice este reportaje: Chiquinquirá Delgado puede que se convierta en angelito de Victoria´s Secret. ¿Qué te parece? ¡Qué logro! 

Ella le acerca la revista pero sin voltearse. Él ya le está soplando lentamente la espalda y el cuello; sin querer…

Ella: ¡Qué rico!
Él: Quítate el sweater para poder hacerlo bien.

Sin atreverse a decir alguna palabra más, se desabrocha la prenda y la pone a un lado.

Ella: ¡Qué bella la Chiqui!, ¿verdad?
Él: Ven, ponte más cerca.

Él se arrodilla en la cama para estar más cómodo y dominar toda la espalda.

Ella: Yo creo que mejor llamo el taxi.
Él: If you want to...

Silencio en el ascensor y al cerrar la puerta del taxi. Ella camino a su casa con el sweater mal abrochado.

18/4/12

Galla con la cresta en alto. Caso 3


En el gimnasio, rodeada de al menos siete máquinas con dos hombres en cada una.
Allí está ella, una Galla, haciendo cuatro series de quince repeticiones de piernas.

-       Chico que se acerca: ¿Tú también eres invisible?
-       Galla extrañada: ¿Cómo?
-       Chico: ¿Tú también eres invisible?
-       Galla dudando: No (la pregunta es como rara o intensa)
-       Chico: ¿No? ¿No estás en natación?
-       Galla aclarada: ¡Aaaaaah natación!, sí, ¡sí estoy! [Ya decía yo que invisible no podía ser]
-       Chico: Pero estás temprano ¿verdad? Como a las seis.
-       Galla segura: No, no estoy en la mañana.
-       Chico: No, vale, temprano a las seis de la tarde.
-       Galla apenada: No, no soy yo.
-       Chico: Ah, es una hermana entonces.
-       Galla coquetona: No, una hermana no, o será alguien igualita a mí.
-       Chico algo obstinado sin saber cómo conectar: ¿Estás qué, más tarde?
-       Galla de nuevo: ¿Cómo?
-       Chico: Que si estás más tarde.
-       Galla perdida: ¡Ah!, sí a las siete.
-       Chico coronando: Aaah sí eres tú.
-       Galla confundida: Aaaja [respuesta retardada con risa nerviosa, ¡qué haaaaago!]

Galla termina la serie y se despide con una sonrisa tímida.

- Galla a lo lejos: ¡Estaba boniiiiito! .... [Con la cresta en alto]

Galla con la cresta en alto. Caso 2


 En el gimnasio, muy concentrada haciendo ejercicios sudando pero sin recogerse el cabello para lucir guapa. La sala está casi desierta; sólo hay un “él” igual de concentrado levantando pesas. Las miradas se cruzan o eso cree él, pues ella no lleva lentes y difícilmente puede observarlo. De todas formas un mancha sonriente resulta llamativa para ella.

Silencio y música electrónica de fondo.

 En la parada de autobús, ella lo distingue saliendo del gym. Lleva franela gris y está… simpático; o por lo menos está menos borroso. Él se monta en su carro. Ella se vanagloria de haber manejado bien el arte del “cruce de ojitos”, pues él le habló con la mirada mientras cerraba la puerta del carro. Se fue… parecía.

-       Él: ¿Quieres que la cola?
-       Ella: Ay, no gracias, pero graaaaacias. No.

Él se aleja subiendo los hombros como diciendo “está bien”. Todo el coqueteo en vano. Ella se monta en el autobús y repasa las respuestas más acordes a tal propuesta y se va respondiendo para justificar su reacción:
-       Ella: “Ay, gracias, pero estoy esperando a alguien”. ¿Y si luego llegaba el autobús y me veía montando?; o “ay, sí gracias” eeeeh ¡no! ¿es un desconocido y si te hacía algo?… bue… se fue.

Al día siguiente en el gym.
- Ella: Mmm.. ¿cuál será? Sólo quisiera saber distinguir entre tantas manchas fortachonas.

Galla con la cresta en alto. Caso 1

En una casa a punto de ver una película.

  • -       Chico: Ponte más cerca porque estás como a 10 mil metros de distancia.
  • -       Chica: ¡Ay es que me duele la espalda!.
 En la misma casa, terminada la película y agotados todos los comentarios sobre la moraleja de la historia. El silencio domina y las miradas se consiguen y de tanto en tanto se ven los labios como más grandes, más jugosos.
  • -       Chica: Eeeeh, yo creo que ya es tarde.
  • -       Chico: Bue… si tú lo dices.
 En el carro con el dueño de la casa. Hora de despedirse. Abrazo incómodo y el beso al aire para no tentar a las ansias.
  • -       Chica: Chao, me avisas cuando llegues.
  • -       Chico: Sí claro.

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