18/4/12

Galla con la cresta en alto. Caso 2


 En el gimnasio, muy concentrada haciendo ejercicios sudando pero sin recogerse el cabello para lucir guapa. La sala está casi desierta; sólo hay un “él” igual de concentrado levantando pesas. Las miradas se cruzan o eso cree él, pues ella no lleva lentes y difícilmente puede observarlo. De todas formas un mancha sonriente resulta llamativa para ella.

Silencio y música electrónica de fondo.

 En la parada de autobús, ella lo distingue saliendo del gym. Lleva franela gris y está… simpático; o por lo menos está menos borroso. Él se monta en su carro. Ella se vanagloria de haber manejado bien el arte del “cruce de ojitos”, pues él le habló con la mirada mientras cerraba la puerta del carro. Se fue… parecía.

-       Él: ¿Quieres que la cola?
-       Ella: Ay, no gracias, pero graaaaacias. No.

Él se aleja subiendo los hombros como diciendo “está bien”. Todo el coqueteo en vano. Ella se monta en el autobús y repasa las respuestas más acordes a tal propuesta y se va respondiendo para justificar su reacción:
-       Ella: “Ay, gracias, pero estoy esperando a alguien”. ¿Y si luego llegaba el autobús y me veía montando?; o “ay, sí gracias” eeeeh ¡no! ¿es un desconocido y si te hacía algo?… bue… se fue.

Al día siguiente en el gym.
- Ella: Mmm.. ¿cuál será? Sólo quisiera saber distinguir entre tantas manchas fortachonas.

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