20/4/12

Galla con la cresta en alto. Caso 4


En un restaurante de un reconocido hotel citadino, se encuentran ella y él cumpliendo con el plan de última hora. Mientras ella aguarda en la mesa, él se acerca a la caja y pide una pizza. Ella lo observa y repasa las razones que justifican haber aceptado una invitación tras un mes sin verse ni conversar: “Él es tan lindo”, “Hoy sigo mis instintos, no me importan mis pensamientos”.

-       Él: Te parece si pedimos la pizza para llevar, en la habitación estaremos más cómodos.
-       Ella: mmm.. ok (Ay, diosito, ¿qué hago?)

Entran al cuarto. No hay mesa ni sillas pero sí una amplia cama.
-       Él: Siéntate estás en tu casa. 
-       Ella: (¡Ay, Dios!)

Él deja la pizza en la peinadora y se acerca a la cama, donde ella está sentada en la esquinita a punto de huir.
Él: Ponte más cómoda, casi que te vas a caer.
Ella: Es que me duele la espalda y aquí tengo el respaldar de la cama.
Él: Ah, yo hago unos masajes buenísimos. A ver, ¿dónde te duele?
Ella: (¡Auxiiiiilio!) En el cuello.

Con los ojos bien abiertos, ella logra ver una revista mal puesta en la cama. La toma y comienza a hojearla.

Él: ¿Te gusta?
Ella: Sí. Mira lo que dice este reportaje: Chiquinquirá Delgado puede que se convierta en angelito de Victoria´s Secret. ¿Qué te parece? ¡Qué logro! 

Ella le acerca la revista pero sin voltearse. Él ya le está soplando lentamente la espalda y el cuello; sin querer…

Ella: ¡Qué rico!
Él: Quítate el sweater para poder hacerlo bien.

Sin atreverse a decir alguna palabra más, se desabrocha la prenda y la pone a un lado.

Ella: ¡Qué bella la Chiqui!, ¿verdad?
Él: Ven, ponte más cerca.

Él se arrodilla en la cama para estar más cómodo y dominar toda la espalda.

Ella: Yo creo que mejor llamo el taxi.
Él: If you want to...

Silencio en el ascensor y al cerrar la puerta del taxi. Ella camino a su casa con el sweater mal abrochado.

18/4/12

Galla con la cresta en alto. Caso 3


En el gimnasio, rodeada de al menos siete máquinas con dos hombres en cada una.
Allí está ella, una Galla, haciendo cuatro series de quince repeticiones de piernas.

-       Chico que se acerca: ¿Tú también eres invisible?
-       Galla extrañada: ¿Cómo?
-       Chico: ¿Tú también eres invisible?
-       Galla dudando: No (la pregunta es como rara o intensa)
-       Chico: ¿No? ¿No estás en natación?
-       Galla aclarada: ¡Aaaaaah natación!, sí, ¡sí estoy! [Ya decía yo que invisible no podía ser]
-       Chico: Pero estás temprano ¿verdad? Como a las seis.
-       Galla segura: No, no estoy en la mañana.
-       Chico: No, vale, temprano a las seis de la tarde.
-       Galla apenada: No, no soy yo.
-       Chico: Ah, es una hermana entonces.
-       Galla coquetona: No, una hermana no, o será alguien igualita a mí.
-       Chico algo obstinado sin saber cómo conectar: ¿Estás qué, más tarde?
-       Galla de nuevo: ¿Cómo?
-       Chico: Que si estás más tarde.
-       Galla perdida: ¡Ah!, sí a las siete.
-       Chico coronando: Aaah sí eres tú.
-       Galla confundida: Aaaja [respuesta retardada con risa nerviosa, ¡qué haaaaago!]

Galla termina la serie y se despide con una sonrisa tímida.

- Galla a lo lejos: ¡Estaba boniiiiito! .... [Con la cresta en alto]

Galla con la cresta en alto. Caso 2


 En el gimnasio, muy concentrada haciendo ejercicios sudando pero sin recogerse el cabello para lucir guapa. La sala está casi desierta; sólo hay un “él” igual de concentrado levantando pesas. Las miradas se cruzan o eso cree él, pues ella no lleva lentes y difícilmente puede observarlo. De todas formas un mancha sonriente resulta llamativa para ella.

Silencio y música electrónica de fondo.

 En la parada de autobús, ella lo distingue saliendo del gym. Lleva franela gris y está… simpático; o por lo menos está menos borroso. Él se monta en su carro. Ella se vanagloria de haber manejado bien el arte del “cruce de ojitos”, pues él le habló con la mirada mientras cerraba la puerta del carro. Se fue… parecía.

-       Él: ¿Quieres que la cola?
-       Ella: Ay, no gracias, pero graaaaacias. No.

Él se aleja subiendo los hombros como diciendo “está bien”. Todo el coqueteo en vano. Ella se monta en el autobús y repasa las respuestas más acordes a tal propuesta y se va respondiendo para justificar su reacción:
-       Ella: “Ay, gracias, pero estoy esperando a alguien”. ¿Y si luego llegaba el autobús y me veía montando?; o “ay, sí gracias” eeeeh ¡no! ¿es un desconocido y si te hacía algo?… bue… se fue.

Al día siguiente en el gym.
- Ella: Mmm.. ¿cuál será? Sólo quisiera saber distinguir entre tantas manchas fortachonas.

Galla con la cresta en alto. Caso 1

En una casa a punto de ver una película.

  • -       Chico: Ponte más cerca porque estás como a 10 mil metros de distancia.
  • -       Chica: ¡Ay es que me duele la espalda!.
 En la misma casa, terminada la película y agotados todos los comentarios sobre la moraleja de la historia. El silencio domina y las miradas se consiguen y de tanto en tanto se ven los labios como más grandes, más jugosos.
  • -       Chica: Eeeeh, yo creo que ya es tarde.
  • -       Chico: Bue… si tú lo dices.
 En el carro con el dueño de la casa. Hora de despedirse. Abrazo incómodo y el beso al aire para no tentar a las ansias.
  • -       Chica: Chao, me avisas cuando llegues.
  • -       Chico: Sí claro.

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