Esa manía tuya de hablarme sin dobleces me tiene doblado de dolor. El dolor de no poder gritar, de haber ahogado mis quejidos, de querer zarpar libre a la mar, navegando en un barco de papel. Yo marcaré el rumbo, tú izarás las velas, daremos vueltas a las páginas acariciándonos en un beso larghetto como el del segundo concierto para piano de Chopin. Diría Neruda < (…) en un beso sabrás todo lo que he callado>>
A Dos manos , Helena Arrellano Mayz
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