29/6/11

Cuento en proceso

Poco a poco se había convertido en un enemigo que la desafiaba todas las noches, y aún así debía mantenerlo cerca. Deseaba tocarlo como antes y escucharlo como nunca. A simple vista no era más que un aparato gris, desgastado; para ella era el inicio de sus orgasmos.

Frío y silencioso le restregaba la ausencia y el olvido de aquel que la sorprendía al otro lado de la bocina. Era Jamal quien la hacía sentir mujer, impúdica, libre y sin control; y era él quien había decidido acabarla.

Acurrucados en un sofá se les hizo más natural la idea de estar juntos esa primera noche. Los besos no eran una novedad y las caricias tampoco; ya se habían convertido en la rutina de películas sin cotufas en una sala vieja y solitaria.

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