-Qué agradable es estar aquí. Todo lo que necesito está a mi alcance… ¿todo? ¿a mi alcance?
La pequeña verdecita, juguetona y racional, por primera vez pensó, o mejor dicho repensó. Las emociones que estaban desbordadas, esas que la llevaron a vivir en el estanque y adoptar una vida sedentaria: comer mosquitos, saltar de hoja en hoja y cantar, se detuvieron.
Por primera vez las estrellas se iluminaron de forma distinta. A solo un paso de esta crua crua…
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